martes, 7 de diciembre de 2010

Deep Deep EL CUADRO

Capítulo III

 http://www.youtube.com/watch?v=D7iHaCfQEn8

- ¿Qué diablos haces con ese modelo de naturalezas muertas?.
Me parece una combinación horrorosa para colgar
en la habitación de un recién nacido, ¿no crees?, dijo Deep Double Beauty nada más dejar el abrigo sobre el sofá del salón de su amiga R.R..


- Me alegra que vuelvas a pintar y además es un regalo especial,
único diría, pero un poco complicado de entender para cualquier
bebé, e incluso para los padres de la criatura.
-¿Tu crees?, pero si no es más que la vida misma. Los bebés tienen una capacidad de aprendizaje increíble y la imagen le acompañará como memoria óptica toda la vida, será su Rosebud.

- Sí, sin duda, pero a modo de pesadilla. Por lo menos podías actualizar un poco los envases. Ya no se llevan los biberones de vídrio con tetina de guante; los chavales toman energy drinks porque la coca cola es sólo cola, y de la cerveza saben que la bebían en el antiguo Egipto. Ahora pasan directamente al botellón de destilados. Tampoco entiendo porqué pones en último lugar la bolsa de suero, si lo más normal es que antes ya del botellón hayan sido reanimados en el hospital varias veces por politoxiconsumo.
Double Beauty se enfadó consigo misma, incapaz de hacer asumir a su amiga el regreso al presente.
- Empanada, déjate de pensamientos profundos y actualízate el software. Mírate qué hardware tienes, preciosíiiiisima. No pretenderás ser una mujer liberada sólo por abrirte de piernas mientras mantienes la mente cerrada. Además, la criatura es niña, puede que le interesen más otros temas para entretener las horas que se pasará en la cuna, frente a tu cuadro. 
-"Claro, visto así", coincidió la amiga de Beauty.
- ¿Necesitas algo?
-Sí, mucha pintura color carne y esmalte brillante. Ah! y no te olvides que tenemos prueba de guardarropa para el concierto de esta noche, chocholoco. Ahora déjame trabajar.
- Osea que no me vas a contar nada de tu vecinita Osssea. ¿Le gustaron las rosas cocidas al aroma de vitrocerámica?.
-Lárgate de una puñetera vez que me desconcentras del todo, dijo la amiga de Beauty mientras le lanzaba un tubo de pintura al óleo amarillo chillón. 


R.R. se puso al trabajo y empezó los primeros trazos del nuevo cuadro para la pequeña. Pronto llegaría su amiga con el resto de material y se apuró a dar pinceladas, para ver si esta vez era capaz de acertar con el motivo pictórico. Intentó y reintentó darse prisa, pero sentía cómo si una fuerza corriese por sus venas, poseyéndola como a una vulgar pitonisa televisiva. Ella no escribía por mandato de los espíritus, pero acariciaba el lienzo con un pincel que parecía poseído y que se había vascularizado con sus dedos. Sobre una base rosa extendió un barniz de óxido de hierro, oscurecido con óxido de manganeso, imitando descaradamente el estilo de las mejillas de Mona Lisa, pero más morenitas.

Comprendió al gran Leonardo, o al menos se sintió tan compenetrada con él como con el pincel. Pero sólo fue durante un segundo.
Se arrebató y comenzó a dominar con los dedos el espesor de los trazos. Arrojó el pincel lejos y palpó como una posesa matemática para dar con el exacto grosor de cada roce. Aquí dos micrómetros de espesor, aquí cinco. No, ahí hay que oscurecer más, que no resalta lo suficiente. Sus dedos parecían guiar a su mente y engrosaron hasta treinta micrómetros determinadas zonas, que parecían sobresalir en tres dimensiones.
De repente se descubrió jadeante, sudorosa y agotada. Tenía aún una sensación de hormigueo satisfactorio y, sin poder remediarlo, se dejó caer de lejos sobre el sofá.
Sin duda Tormenta, que así se llamaba el encanto de bebé, sabría apreciar su esfuerzo. El cuadro ayudaría a la pequeña a sobrellevar el peso del nombre que el padrino, Deep Heart, se había empeñado en ponerle. Cada vez que sus bonitos ojos mirasen al frente vería, más que una tormenta, un glorioso amanecer.
R.R se sintió satisfecha en todos los sentidos, como no recordaba haberlo estado en meses de piernas cerradas. Para ella el cuadro también tendría un especial significado, le recordaría el día en que lanzó el pincel arrebatada y customizó para siempre su favorito sofá Roche Boubois, regalo de un donante de pelo amigo suyo y de las pulgas de perro.

Sonó el timbre. Era Double Beauty. Hermosa como un sol que sale y se pone le espetó:
- Me he saltado las pruebas de vestuario porque sabía que te ibas a liar con lo de la pintura. No te preocupes, ya cambiaremos el estilo para el próximo concierto.
- Cómo me conoces. La verdad es que estás radiante. Medias de rejilla, guantes de rejilla.... no pregunto por el material de la tanga. Puedes estar orgullosa, ya no me llamarás más empanadita. Sé lo que se lleva hoy en todos los terrenos y como muestra......¡tachán! mira el regalo para Tormenta, ¿le gustará?






 - No sé si a la niña......, pero a mí el del centro me pervierte. R.R. tengo que hablar contigo muy seriamente. Tengo un hueco justo del tamaño para que esta obra de primeriza resalte de verdad. La luz, la iluminación es fundamental y la habitación de Tormenta debe estar en penumbra, para facilitarle el sueño..... Bueno, que me lo llevo, yo creo que tú encontrarás el motivo que más le conviene a la pequeña. Mientras lo piensas, yo me llevo el cuadro a casa, dijo Beauty al tiempo que recogía su abrigo para proteger el lienzo de curiosos.
-Ah!, que no me has enseñado el regalito de Jocelyn Osssea. ¡Qué maja!, yo no sé porqué le tienes tanta tirria con lo bien que te trata. ¿Dónde lo tienes?. Deja ya lo veo. Perfecto, tamaño y forma idóneos, mejor imposible. Ciao lindo ser, nos vemos en el concierto de Bang54 y se muere el del medio. Me espera Deep y ya sabes cómo se agobia cuando cree que lo tiene que hacer todo él.

R.R. repasó mentalmente desde los sabios griegos (especialmente los epicúreos) a Pecadorrrr de la Pradera para tratar de entender cómo iba a iluminar Double Beauty el cuadro con el pin morado fosforescente de luz led y tamaño de un sortijón, que se había guardado con regocijo entre las Montañas Rocosas.
No preguntes, se dijo, y sobre todo no intentes imaginártelo. Beauty nunca había fallado a la hora de sorprender. Era ley en su vida.

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