sábado, 11 de diciembre de 2010

Deep Deep CLAVE DE SOL

Capítulo VII


Pese a su actitud de duro frente a Beauty, Deep en el fondo, y en la superficie, era un blandito. Amaba tanto la música que los ojos le hacían chirivitas cuando estaba con sus colegas. Podía tener un millón y medio de amigos porque la clave de sol es un lenguaje universal y, a veces, no hacía falta clave alguna. Todo lo contrario que para entenderse con Beauty.
- "¿Has visto a ese mendigo del metro de New York que canta soul con un discman conectado a un amplificador y sin micrófono?. Vaya pasada de talento y el hombre pidiendo y bajo techo municipal. Joder, a mí me ha acomplejado. Menos mal que esto no es América y a lo mejor hasta podemos triunfar si nos enchufan en una radiofórmula". Decía su compañero de percusión en esa noche de espectáculo.
Creo que llegó a grabar un disco, pero le molaba más lo de homless.
Eran buenos, pero les faltaba sólo el golpe de suerte definitivo. Mientras, iban haciendo callo de actuación en actuación.
Deep se desmelenaba cuando subía a un escenario y eso que le gustaba andar rapado al cero. Mente despejada, decía entre carcajadas, acompasadas con bombo y platillos. Único en su especie e "intransferible", o al menos así lo creía su compañera Double Beauty.

Cuando estaba tocando la batería sólo quería a su lado una copa de Stolichnaya con naranja, un destornillador. Y eso era lo más cerca que podía estar de una de estas herramientas para todo uso. Esos artefactos y las reparaciones caseras no iban con él. Beauty era capaz, con sólo un beso, de hacer que sacase la blackandeker, aunque no precisamnete para colgar un cuadro.

Lo que realmente le gustaba era disfrutar de un concierto y de lo que viene después. Así había sido su vida hasta ahora y empezaba a notar que le sobraban muchas noches y le faltaban, realmente, los días por vivir. "No estoy pálido, que va, es que salgo sólo de noche y la luna no tiene rayos UVA" comentaba. Pero esa noche tenía necesidad de un doble polvo: el blanco gusano que subía por sus fosas nasales y el húmedo. "Tampoco soy Vlad Tepes pero esta noche nena te voy a chupar hasta la médula espinal", vacilaba a alguna chiquilla-admiradora que se moría por un abrazo contra ese torso sudado por el esfuerzo de la actuación y esos brazos fuertes que, cuando soltaba las baquetas, marcaban músculos que parecían desconocidos.
A Beauty el coqueteo no le importaba pero sí lo que, a veces, venía después del mismo.
- En tu casa ¿no?, porque en la mía está complicado hoy.
Le costaba dejar a los amigos en ese momento, pero sabía que lo entendían e incluso que generaba envidia. Al fin, llevaba a cabo lo que cualquier colega esperaba de una noche: "rock&roll, drugs and sex", en ese orden, sin por ello querer faltarle al respeto ordinal a Ian Dury, pero Deep prefería dejar los polvos para el final.
http://www.youtube.com/watch?v=aizzH_JMU3c

Le traía loco la vecinita de abajo de R.R., Joselyn. Ambas lo sabían. Joselyn porque no podía dejar de mirarla y no precisamente a los ojos, cada vez que se la encontraba, y R.R. porque había presenciado cómo se le escapaba la baba por la comisura derecha, por más que él intentase disimularlo. Era algo que, no sabía por qué, oscurecía su relación con la mejor amiga de Double Beauty. R.R. no soportaba a Joselyn, y Deep no sabía si la cosa venía de antes o era fruto de sus coqueteos con ella y lo monjil que a veces resultaba la amiga, para ciertas cosas. R.R. seguía creyendo en la pareja universal y no sabía que era imposible de mantener indefinidamente si no había distracciones con terceras. Era lo que se llama en las guerras daños colaterales de ser hombre con un par y un periscopio que se levantaba mucho antes que él cada día. Se había cansado de explicárselo, pero R.R. creía que los Deep eran la pareja perfecta y no aceptaba salidas de guión.
Al contrario que entre especímenes masculinos, Deep intuía que R.R. nunca le diría nada a Beauty, a no ser que lo pillase in fraganti. Tenía que andarse con cuidado, especialmente después del ramo de rosas del otro día. Se las había enviado por error al piso de R.R., al escribir la dirección de forma automática, en lugar de indicar la planta de abajo. Menos mal que no había mandado tarjeta. Puede que el susto fuese el culpable de que las rosas cocidas por R.R. le generasen la pesadez de estómago que le embargó toda aquella noche. Ésta, en cambio, se sentía especialmente ligero. Ligero de cabeza y de cascos y no se acordaba de Beauty ni de la vecinita perversoramente rubia y cándida. En este momento, tenía otras cuestiones entre manos, nunca mejor dicho.....



Horas después, cuando el sol sin clave había salido, Deep abandonó la cama extraña y llamó a un taxi. Sabía que sus amigos le servirían de excusa, una vez más, ante una Beauty que nunca le pediría explicaciones.
No sabía por qué pero se sentía vacío, que no vaciado, y eso que ambos polvos (el blanco y el húmedo) habían sido de calidad estupenda. Golpeó un poco la batería en casa antes de meterse en la cama con Beauty y enroscarse entre sus piernas dobladas. Ella se giró soñolienta y lo enlazó por su onza de chocolate.
http://www.youtube.com/watch?v=2AWCRkcCKm8

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